Óptica oftalmológica

Para tomar sus anteojos, hágalo con ambas manos y únicamente de las patillas. Después de utilizarlos, guárdelos en su correspondiente estuche. Si sus lentes son orgánicas o con algún tratamiento superficial, nunca las limpie en seco. No trate de ajustar sus anteojos ya que su adaptación fue realizada tomando varios parámetros de medidas. Doblar accidentalmente su anteojo, provocaría un descentrado con la consecuencia de no corregir el problema prescripto por su oftalmólogo.

El 90% de las decisiones y de los hechos dependen de la visión. Existe una relación importante entre la calidad de la visión y la seguridad al conducir. Uno de cada tres automovilistas podría ver mejor y lo ignora. Dado el riesgo que implica la conducción, recomendamos el uso de lentes orgánicas para la protección de sus ojos ante algún impacto. Las personas con alta sensibilidad a la luz deberían usar lentes con colores permanentes, dado que los fotocromáticos se activan con luz ultravioleta y en los modernos vehículos sus cristales poseen un filtro que no permite el ingreso, por lo consiguiente no se oscurecen lo necesario.

El mecanismo natural de protección es el Iris. Este diafragma aumenta el diámetro de la pupila, cuando hay poca luz y lo disminuye cuando hay mucha. Al colocarnos un anteojo para el sol, el ojo interpreta que bajó la intensidad de luz, por ende reacciona el iris aumentando el diámetro de pupila permitiendo que ingrese mayor cantidad de luz al ojo. Si la lente no tiene protección a los rayos ultravioletas e ingresan violando el mecanismo de protección natural, los estragos a largo plazo son irremediables. A su vez si las lentes poseen algunas aberraciones, esto se complica.

El texto está escrito sobre un papel blanco, los colores claros reflejan la luz. Imaginemos que el papel es un espejo: Si la luz proviene por detrás de nuestros hombros, iluminará al papel (o espejo) y lo que sobra de luz se reflejará hacia adelante. En cambio si incide por delante de nosotros, lo que sobra de luz se reflejará en nuestro rostro. A medida que pasan las décadas bajan los niveles de sensiblidad de la retina, el cristalino se opaca. Las personas de diferentes edades requieren cantidades distintas de luz, una persona de 60 años necesita aproximadamente 10 veces más luz que una de 20 años.

Sentados frente a una computadora debemos observar, teclado, monitor, texto u otros objetos cercanos y todos a diferentes distancias. Esta acomodación permanente del cristalino produce fatiga ocular. Si además necesitamos una corrección visual, todo se nos complica.

El anteojo es uno de los accesorios más importantes en el mundo de la moda actual, hoy los de sol son utilizados todo el año. Los llevamos en el rostro, generan un estilo y marca la personalidad.
Estadísticamente un anteojo se actualiza cada TRES AÑOS. Si dividimos el costo del mismo por los treinta y seis meses que lo llevaremos puesto, finaliza siendo MUCHO MÁS ECONÓMICO que cualquier otro servicio de uso diario.
La concurrencia periódica al oftalmólogo es primordial.